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la de sus orígenes; cuando lo desarraigamos del Santo Pueblo fiel de Dios,
lo desarraigamos de su identidad bautismal y así le privamos la gracia del
Espíritu Santo. Lo mismo nos pasa a nosotros, cuando nos desarraigamos
como pastores de nuestro pueblo, nos perdemos.
Nuestro rol, nuestra alegría, la alegría del pastor está precisamente
en ayudar y estimular, al igual que hicieron muchos antes que nosotros,
sean las madres, las abuelas, los padres los verdaderos protagonistas de la
historia. No por una concesión nuestra de buena voluntad, sino por propio
derecho y estatuto. Los laicos son parte del Santo Pueblo fiel de Dios y
por lo tanto, los protagonistas de la Iglesia y del mundo; a los que noso-
tros estamos llamados a servir y no de los cuales tenemos que servirnos.
En mi reciente viaje a la tierra de México tuve la oportunidad de estar
a solas con la Madre, dejándome mirar por ella. En ese espacio de oración
pude presentarle también mi corazón de hijo. En ese momento estuvieron
también ustedes con sus comunidades. En ese momento de oración, le pedí
a María que no dejara de sostener, como lo hizo con la primera comunidad,
la fe de nuestro pueblo. Que la Virgen Santa interceda por ustedes, los
cuide y acompañe siempre,
Vaticano, 19 de marzo de 2016
FRANCISCO PP.