Acta Benedicti Pp. XVI 579

III

Iter apostolicum in Hispaniam: in Eucharistica celebratione cum sacrorum

alumnis.*

Señor Cardenal Arzobispo de Madrid,

Venerados hermanos en el Episcopado,

Queridos sacerdotes y religiosos,

Queridos rectores y formadores,

Queridos seminaristas,

Amigos todos

Me alegra profundamente celebrar la Santa Misa con todos vosotros, que

aspiráis a ser sacerdotes de Cristo para el servicio de la Iglesia y de los

hombres, y agradezco las amables palabras de saludo con que me habéis

acogido. Esta Santa Iglesia Catedral de Santa Marı́a La Real de la Almudena

es hoy como un inmenso cenáculo donde el Señor celebra con deseo ardiente

su Pascua con quienes un dı́a anheláis presidir en su nombre los misterios de

la salvación. Al veros, compruebo de nuevo cómo Cristo sigue llamando a

jóvenes discı́pulos para hacerlos apóstoles suyos, permaneciendo ası́ viva la

misión de la Iglesia y la oferta del evangelio al mundo. Como seminaristas,

estáis en camino hacia una meta santa: ser prolongadores de la misión que

Cristo recibió del Padre. Llamados por Él, habéis seguido su voz y atraı́dos

por su mirada amorosa avanzáis hacia el ministerio sagrado. Poned vuestros

ojos en Él, que por su encarnación es el revelador supremo de Dios al mundo

y por su resurrección es el cumplidor fiel de su promesa. Dadle gracias por

esta muestra de predilección que tiene con cada uno de vosotros.

La primera lectura que hemos escuchado nos muestra a Cristo como el

nuevo y definitivo sacerdote, que hizo de su existencia una ofrenda total. La

antı́fona del salmo se le puede aplicar perfectamente, cuando, al entrar en el

mundo, dirigiéndose a su Padre, dijo: « Aquı́ estoy para hacer tu voluntad ».1

En todo buscaba agradarle: al hablar y al actuar, recorriendo los caminos

o acogiendo a los pecadores. Su vivir fue un servicio y su desvivirse una

intercesión perenne, poniéndose en nombre de todos ante el Padre como

Primogénito de muchos hermanos. El autor de la carta a los Hebreos afirma

* Die 20 Augusti 2011. 1 Cfr. Sal 39, 8-9.