ACTA BENEDICTI PP. XVI

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 seek ways of promoting and encouraging dialogue between faith and reason

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 Congregatio de Causis Sanctorum 651

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale652

 Congregatio de Causis Sanctorum 653

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale654

 Congregatio de Causis Sanctorum 655

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale656

 Congregatio de Causis Sanctorum 657

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale658

 Congregatio de Causis Sanctorum 659

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 Congregatio de Causis Sanctorum 661

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale662

 Congregatio de Causis Sanctorum 663

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale664

 Congregatio de Causis Sanctorum 665

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale666

 Congregatio de Causis Sanctorum 667

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale668

 Congregatio de Causis Sanctorum 669

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale670

 Congregatio de Causis Sanctorum 671

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale672

 Congregatio de Causis Sanctorum 673

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale674

 Congregatio pro Episcopis 675

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale676

 Diarium Romanae Curiae 677

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale678

 Diarium Romanae Curiae 679

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale680

Acta Benedicti Pp. XVI 649

En estos momentos históricos, en los que, con más fuerza si cabe, estamos

llamados a evangelizar nuestro mundo, ha de resaltarse la riqueza que nos

brinda la peregrinación a los santuarios. Ante todo, por su gran capacidad de

convocatoria, reuniendo a un número creciente de peregrinos y turistas reli-

giosos, algunos de los cuales se encuentran en complicadas situaciones huma-

nas y espirituales, con cierta lejanı́a respecto a la vivencia de la fe y una débil

pertenencia eclesial. A todos ellos se dirige Cristo con amor y esperanza. El

anhelo de felicidad que anida en el alma alcanza su respuesta en El, y el dolor

humano junto a El tiene un sentido. Con su gracia, las causas más nobles

hallan también su plena realización. Como Simeón se encontró con Cristo en

el templo,3 ası́ también el peregrino ha de tener la oportunidad de descubrir al

Señor en el santuario.

Con este fin, se procurará que los visitantes no olviden que los santuarios

son ámbitos sagrados, para estar en ellos con devoción, respeto y decoro. De

esta forma, la Palabra de Cristo, el Hijo de Dios vivo, podrá resonar con

claridad, proclamándose ı́ntegramente el acontecimiento de su muerte y re-

surrección, fundamento de nuestra fe. Hay que cuidar además, con singular

esmero, la acogida del peregrino, dando realce, entre otros elementos, a la

dignidad y belleza del santuario, imagen de la «morada de Dios con los

hombres »; 4 los momentos y espacios de oración, tanto personales como co-

munitarios; la atención a las practicas de piedad. De igual modo, nunca se

insistirá bastante en que los santuarios sean faros de caridad, con incesante

dedicación a los más desfavorecidos a través de obras concretas de solidari-

dad y misericordia y una constante disponibilidad a la escucha, favoreciendo

en particular que los fieles puedan acercarse al sacramento de la Reconcilia-

ción y participar dignamente en la celebración eucarı́stica, haciendo de ésta el

centro y culmen de toda la acción pastoral de los santuarios. Ası́ se pondrá de

manifiesto que la Eucaristı́a es, ciertamente, el alimento del peregrino,

el « sacramento del Dios que no nos deja solos en el camino, sino que nos

acompaña y nos indica la dirección ».5

En efecto, a diferencia del vagabundo, cuyos pasos no tienen un destino

final determinado, el peregrino siempre tiene una meta, aunque a veces no sea

consciente explı́citamente de ello. Y esta meta no es otra que el encuentro con

Dios por medio de Cristo, en el que todas nuestras aspiraciones hallan su

3 Cfr. Lc 2, 25-35. 4 Ap 21, 3. 5 Homilı́a en la Solemnidad del Santı́simo Cuerpo y Sangre de Cristo, 22 de mayo de 2008.